martes, 19 de agosto de 2008

SUEÑO DE VOLAR

También poseo un ego, también como todos los seres humanos, ego contra quien lucho todos los días, para que no me domine, para que no me quite la felicidad, lucho con el aunque sea yo misma, porque se que es mi yo ciego, insensible, irracional, egoísta, agresivo, cruel, vengativo, dominante, impulsivo, rencoroso y hasta asesino; lucho contra el porque es ciego y no puede ver el amor verdadero. Muchas personas están dominadas por sus egos, no pueden contra ellos, y como el ego es tan pesado, no los deja volar, sus alas, que son su parte mas libre, son muy frágiles para elevar tanto peso, entonces, las alas, deciden convertirse en raíces, y se entierran, se van a la tierra a buscar un vuelo subterráneo, y a veces llegan tan profundo, tan debajo de la tierra, que su ego ya no puede desenterrarlas, ya su fuerza no es suficiente para sacar esa parte de ellos mismos, ya no son capaces de desenterrar sus alas, y entonces, en ese momento se convierten en árboles, aunque den flores y sombra, ellos nunca vuelan, nunca pueden moverse de ese lugar, nunca pueden ver otras cosas, nunca pueden irse… aunque quieran. Mariposas convertidas en arbol por no escuchar su corazón, no escucharon la voz que les pedía volar. Pero los árboles son necesarios en el mundo, no todos nacimos para volar, hay árboles que empiezan a amar sus raíces, y sus hojas, aman el viento que los contempla, aman ver pasar gente, aman dar sombra, aman dar sus frutos y saber que de esa manera pueden volar y ver otras cosas, es lo mismo que los padres que ven a sus hijos cumplir los sueños que ellos siempre tuvieron, y eso, los hace felices… a otros solo le recuerdan que ellos no cumplieron su sueño, y eso los hace árboles tristes, los hace árboles en los cuales uno no quiere sentarse a ver un atardecer, árboles que no dan sombra… esos árboles se quedaron en el duelo de su sueño, nunca dejaron de ser mariposas, volar fue su anhelo mas profundo, tan profundo como sus alas bajo tierra, alas que nunca pudieron ser raíces.

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